jueves, agosto 20, 2009

BUEN PERIODISMO Y MALA OPINION

Antes de empezar voy a aclarar que este es un blog humorístico alejado de la visión seria de la realidad.

Una cosa es la afinidad política. Otra, el deber ético como periodista. Esto es algo que en estos días muy pocos reconocen (o deberíamos decir, CONOCEN). Una periodista cónsono con sus ideales no necesita de su trabajo para exponerlos, pues los plasma allí donde hay espacio político para hacerlo y, sin embargo, es capaz de quitarse la camisa de los ideales, los convencimientos e incluso de los apegos, donde solo debe haber una labor imparcial y sagrada. La de informar. Yo aun no he llegado a eso. Me cuesta mucho quitarme la camisa política o sentimental para darle paso solo a la exposición racional de los hechos. Otros colegas ni siquiera a la exposición de los hechos llegan.

Lo ocurrido en las adyacencias de la Av. Urdaneta, cuando unos periodistas que expresaban su posición política chocaron contra otros comunicadores (comunales, alternativos), reclamaba serenidad de parte y parte. Exposición de los hechos dando el espacio necesario para que de alguna manera TODOS LOS VENEZOLANOS supiéramos claramente que estaba pasando. Pero solo ocurrió de parte de Eleazar, quien expuso los hechos, sin juzgar ni criminalizar a nadie y dando el espacio necesario para que solo los poderes constituidos a quienes le correspondiese investigar y pronunciarse, lo hicieran.

Allí empezó la GRACIA de personas que no pueden opinar y exponer los hechos objetivamente. No se puede definir de otra manera la inmunda pregunta de “Un millón de casos como este” de la colega de Globovisión, el epilogo a modo de conclusión de Leopoldo Castillo para dar la impresión de que Eleazar quería meterse en la camisa política -es más, lo corta justo cuando Eleazar dice que el presidente y comandante Hugo Rafael Chávez Frías había condenado en oportunidades anteriores este tipo de agresiones -¿CASUALIDAD? Yo lo dudo-; o esa misma noche el ataque impúdico de Mario (A quien veo todas las noches y con quien comparto muchísimos puntos de vista) a unas declaraciones que solo expusieron los hechos, sin poner acentos sobre los presuntos culpables.

La BOSTA siguió cuando se publicaron las fotos. Y es que colegas míos, entrañables, de excelentes oficios, mostraron su sesgo político. Todos a condenar al gobierno y al presidente, pero…¿estaban allí?. El que autorizó la publicación de las fotos (que por cierto creo que viola el secreto sumarial de un caso y por lo cual debería ir preso) y no solo eso además ordena la edición de las mismas “por razones de espacio”, según decía antes de ayer el periodista Marcos Ruiz en declaraciones dadas al también colega Nelson Bocaranda –¿Por espacio? Cabe entonces preguntarse si ÚN, LIDER y EL MUNDO cortan una información vital por razones de espacio, y si es así como podemos confiar en que lo que leemos y vemos no está editado por otras espurias razones.

Y la bosta ha seguido, se metió Maripili, Cabeza de Mango, Amorín y Globovisión en pleno, y el CNP con su llamada a los colegas. Pero ninguno ha retornado, como Eleazar, a lo esencial del periodismo, al relato sin opiniones personales, sin ediciones ni omisiones, en fin a la INFORMACIÓN de cómo, cuando, por qué y donde ocurrieron los hechos, generando así un clima de desinformación. La desinformación de los informadores.

A estas alturas el único que ha demostrado la distancia periodística ha sido Eleazar, el profesor, el director, el periodista. Los demás han opinado en una guerra digna del mercado de Quinta Crespo, gritando ensordecedoramente hasta que el resto nos hemos hastiado y no queremos ya tener la información.

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